A unos cuantos kilómetros de la capital gaditana existe otra ciudad marinera que esta unida a Cádiz no solo por carretera y por tren sino también por mar.
Esta unión la hace posible la galantería, sencillez y elegante navegar de un Barco centenario que ya va por su tercera generación. Me refiero, como no, al Adriano III, mas comunmente conocido como el Vaporcito del Puerto.
Un barco que ha sido durante muchos años el único enlace por mar entre ambas ciudades y que últimamente no pasa por sus mejores momentos desde la implantación en la Bahía del servicio de catamaranes. Un servicio más rápido pero que no tiene el encanto del centenario barco cuando surca la Bahía.
La decadencia de pasajeros ha hecho en varias ocasiones a sus propietarios plantearse la conveniencia de seguir o no con este servicio. Ni que decir tiene que si el Vaporcito se viera abocado a echar el ancla para siempre sería destruir un trozo de historia del Puerto y Cádiz.
Esto es algo que portuenses y gaditanos no debieramos de permitir. El Vaporcito debe seguir surcando los mares de Cádiz y seguir transportando en su coqueta cubierta a gaditanos, portuenses y visitantes de Cádiz al Puerto y del Puerto a Cádiz.
Y a esos visitantes que vengan a nuestra Provincia decirles que el Adriano III ya está varado en el Muelle del Puerto esperando su visita para enseñarle las grandezas de ambas ciudades.
Si nadie debe irse de Granada sin ver la Alhambra, y tampoco de Córdoba sin ver la Mezquita, mucho menos deben irse de nuestra hermosa Bahía sin viajar en el Vaporcito.
Visitantes aparte, debemos tener en cuenta que entre todos podemos salvar al Vaporcito, que es, ha sido y debe seguir siendo santo y seña de la unión entre el Puerto y Cádiz. No lo dejemos morir.
Esta unión la hace posible la galantería, sencillez y elegante navegar de un Barco centenario que ya va por su tercera generación. Me refiero, como no, al Adriano III, mas comunmente conocido como el Vaporcito del Puerto.
Un barco que ha sido durante muchos años el único enlace por mar entre ambas ciudades y que últimamente no pasa por sus mejores momentos desde la implantación en la Bahía del servicio de catamaranes. Un servicio más rápido pero que no tiene el encanto del centenario barco cuando surca la Bahía.
La decadencia de pasajeros ha hecho en varias ocasiones a sus propietarios plantearse la conveniencia de seguir o no con este servicio. Ni que decir tiene que si el Vaporcito se viera abocado a echar el ancla para siempre sería destruir un trozo de historia del Puerto y Cádiz.
Esto es algo que portuenses y gaditanos no debieramos de permitir. El Vaporcito debe seguir surcando los mares de Cádiz y seguir transportando en su coqueta cubierta a gaditanos, portuenses y visitantes de Cádiz al Puerto y del Puerto a Cádiz.
Y a esos visitantes que vengan a nuestra Provincia decirles que el Adriano III ya está varado en el Muelle del Puerto esperando su visita para enseñarle las grandezas de ambas ciudades.
Si nadie debe irse de Granada sin ver la Alhambra, y tampoco de Córdoba sin ver la Mezquita, mucho menos deben irse de nuestra hermosa Bahía sin viajar en el Vaporcito.
Visitantes aparte, debemos tener en cuenta que entre todos podemos salvar al Vaporcito, que es, ha sido y debe seguir siendo santo y seña de la unión entre el Puerto y Cádiz. No lo dejemos morir.
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