Desde hace unas semanas vamos caminamos a pasito lento y firme hacia la Semana Santa gaditana. Hasta llegar aquí hemos recorrido un año de auténtica comvulsión en el seno de las hermandades gaditanas. Desde la anulación de cabildos de cuentas, hasta el serio peligro que ha corrido la organización del Via-Crucis de Hermandades por parte de la Cofradía de Medinaceli al estar intervenida la Hermandad por la autoridad eclesiástica. Pero como en Cádiz somos tan especiales, en esta próxima Semana Santa nos vamos a dedicar a potenciar la madrugá de otras poblaciones. El cambio de día de las Hermandades de Sanidad y Medinaceli sin duda va a propiciar que muchos amantes de la Semana Santa se desplacen hasta Sevilla para vivir esa jornada intensamente. De todos es sabido que los cabildos de hermanos son soberanos y hay que respetar las decisiones que en ellos se tomen, pero nuestras Hermandades deben tener en cuenta que la Semana Santa es una catequesis plástica de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, y es lo que se llama religiosidad popular, y popular viene de pueblo, y el pueblo es el que se sitúa en las aceras de nuestra ciudad para ver pasar los cortejos procesionales de nuestras Hermandades. Porque ¿qué dirian los integrantes de nuestras Cofradías si no hubiera público viendo las procesiones? A buen seguro, pondrían el grito en el cielo y pedirían colaboración para no verse solas en la calle. Si queremos que nuestra Semana Santa sea cada vez más rica y más señorial debemos potenciarla y hacer que los gaditanos se queden en Cádiz y no tengan que irse a otras poblaciones para poder vivir este sentimiento, y esto está en manos de nuestras Cofradías.
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