La Fiesta de la libertad, como se le conoce a nuestro Carnaval, está dejando de serlo con el paso de los años. Siempre se ha caracterizado por criticar a personas y situaciones de la vida cotidiana pero de una forma elegante, incluso con gracia. Eso es lo que nos ha caracterizado siempre.
De un tiempo a esta parte esa crítica y esa forma de hacer carnaval ha pasado al insulto e incluso a la provocación. Como la que están programando un grupo de personas que dicen que son carnavaleros para este próximo domingo en la que van a organizar una procesión que irá desde la puerta de la Iglesia de la Palma hasta la Catedral. ¿Por qué tienen que meterse con esta otra fiesta que está a punto de llegar y reirse de forma cruel de todas las personas que de alguna u otra forma participan en las procesiones de Semana Santa? Eso es una provocación en toda regla a todo aquel que le guste la fiesta litúrgica en la que se conmemora la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Pero claro está, si a este grupo de provocadores se les echa literalmente a la policía encima para impedir que provoquen a todo cristiano que se sienta insultado por su actitud, empezarán a decir que si es una falta de libertad y que esto es una dictadura, tal y como ocurrió el año pasado cuando se disolvió a ese grupo de "carnavaleros" simplemente porque los servicios de limpieza tenían que empezar a limpiar la ciudad.
Pero lo peor de todo esto es que estoy por asegurar que la gran mayoría de los que el domingo pretenden participar en esa procesión, lo hacen habitualmente como cargador, penitente, acólito o tocando un instrumento en alguna banda acompañando a alguno de los Titulares de las Hermandades gaditanas. Cinismo lo llamaría yo.
Y aunque algunos critiquen mis palabras, yo pondría en aviso a todas las Hermandades y bandas de nuestra ciudad para que tomaran las medidas oportunas contra todo aquel que participe en esa pantomima insultante que se pretende organizar; al Ayuntamiento para que retirara de la Agenda Oficial este carnaval de los jartibles, como le llaman; y al Consejo de Hermandades y a la propia Iglesia para que negociara y presionara para que la fiesta del Carnaval finalice con la quema del dios Momo el martes de Carnaval y el miércoles de Ceniza dejara paso a la Cuaresma con todos sus actos. Hay que luchar por la libertad y recuperar el Carnaval de la crítica, e ir contra el libertinaje y retirar el Carnaval del insulto y la provocación, y si no hay respeto, cortar por lo sano.
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