Estamos
a unos 22 días de que llegue la Semana Santa. Un
tiempo en el que se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo. Un tiempo en el que miles de personas
dan testimonio público de Fe participando en los distintos Cortejos Procesionales
que salen por las calles de nuestras ciudades.
Unas
procesiones que algunos no entienden su significado, otros se dedican a
ridiculizar y ofender llamando muñecos a las Imágenes Titulares de las
distintas Cofradías, y otros, sin llegar al insulto ni la ofensa, piensan que
se venera una un trozo de madera tallada por la mano de un hombre.
De toda
esta intolerancia hacia esta creencia, lo que más me llama la atención es que,
muchos de lo que piensan que lo que se está venerando es un "trozo de
madera", son fieles que están trabajando y colaborando en Parroquias de
nuestra ciudad. A estos fieles quisiera decirles en primer lugar que ese
"trozo de madera", como ellos le llaman, es una imagen bendecida por
un sacerdote con los que ellos colaboran en sus parroquias por lo tanto, son
Imágenes Sagradas. En segundo lugar, y espero que ninguno de ellos ni ningún
sacerdote se moleste por lo que voy a decir, y lo digo con todo el respeto del
mundo pero, ¿qué es el Santísimo que queda expuesto en el Sagrario el Jueves
Santo? ¿no es quizá un trozo de pan sin levadura en forma de hostia que al ser consagrado
y bendecido por el sacerdote se convierte en el Cuerpo de Cristo? En
definitiva, el pan sin levadura y la madera son convertidos en algo Sagrado, con la diferencia
de que el pan consagrado es venerado por fieles y cofrades mediante la
celebración de la eucaristía, y la madera consagrada sólo es venerada por los
cofrades.
Amigos,
hace una semana pedí y exigí respeto a los carnavaleros que insultaron sin piedad
a todos los amantes de la Semana Santa, y hoy lo hago a los fieles y seglares que
desde dentro de la misma Iglesia critican a los miles de personas que ven a Cristo
y su Madre María representados en la Figura Sagrada de una Imagen tallada por
el hombre, y a la que le tienen gran devoción. No es ni mejor ni peor, simplemente
es una forma de vivir la Fe y de pertenecer a la misma Iglesia. Respetemos si
queremos ser respetados.